Sueño lúcido

Un sueño lúcido se caracteriza porque el soñante es consciente de estar soñando, pudiendo alterar la lógica del mismo. Este tipo de sueño puede darse de forma espontánea o ser inducido mediante entrenamiento y ejercicios.

La consciencia de estar soñando confiere al soñante la posibilidad de controlar deliberadamente sus acciones y también el contenido y desarrollo de los sueños.

Este fenómeno de reconocer y controlar el estado onírico se menciona ya en textos latinos del siglo V y budistas del siglo VII. Sin embargo se lleva estudiando el fenómeno desde finales de los años 1970 en condiciones de laboratorio.

Lo que diferencia al sueño lúcido del sueño normal es:

·         el soñante sabe que sueña.

·         dispone de su libre albedrío.

·         cuenta con sus capacidades normales de raciocinio.

·         la percepción de sus cinco sentidos es comparable a la de la vigilía.

·         cuenta con los recuerdos de los que dispone cuando está despierto.

·         al despertar recuerda con claridad su sueño.

·         y es capaz de interpretar el sueño dentro del sueño mismo.

El hecho de saber que se sueña permite al soñante ampliar sus opciones así como explorar el contexto onírico con una mayor libertad de acción. Puede controlarse a sí mismo y a sus actos y también intervenir deliberadamente en el ambiente, los personajes y el desarrollo de su sueño.

Es frecuente soñar que se vuela o levita, así como la sensación de salir del propio cuerpo, la transformación en animales y otras criaturas fantásticas, el desdoblamiento de la visión, la visión panorámica, la ralentización del tiempo y las experiencias de carácter cósmico como la evolución en espacios con cuatro dimensiones.

Además el soñante también puede influir en la dirección del sueño prolongándolo y a veces interrumpiéndolo para luego retomarlo durmiéndose pocos segundos después.

 

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