LA AVENTURA DE SER PADRES (1ª PARTE)

La relación entre padres e hijos es fundamental en los primeros años de vida aunque a veces compaginar la vida familiar con la laboral sea cada vez más difícil.

Algunos consejos para mejorar en nuestra faceta de padres son los siguientes:

  • Dedica tiempo a solas a cada uno de tus hijos siempre que puedas.
  • Planifica para aprovechar las oportunidades satisfactorias.
  • Expresa tus sentimientos, aunque éstos no sean positivos. Tu hijo debe aprender a enfrentarse a sentimientos como la rabia, la indignación y la confusión.
  • Aprende a expresar verbalmente, algo que te molesta, a miembros de tu familia.
  • Evita hacer cosas por tus hijos que ellos sean capaces de hacer por sí mismos de modo que estimules su autonomía.
  • Acepta y comprende que el proceso de crecimiento es irregular, episódico e incoherente. Demuéstrale que lo quieres y valoras por sus virtudes.
  • Comparte actividades con amigos y no dependas exclusivamente de la familia para satisfacer todas tus necesidades sociales.
  • Aprende a decir “no”.
  • Pasa tiempo todas las semanas a solas con tu esposa/o, sin niños ni otras distracciones para mantener saludable la relación de pareja.

La disciplina es necesaria para una correcta interacción familiar y para que nuestro hijo aprenda a controlarse y se convierta en un adulto integrado y  adaptado socialmente. Puedes valerte de estas técnicas para mejorar la disciplina en casa:

  • Las normas de convivencia se establecen desde el momento en que nuestro hijo llega al hogar. Ambos padres deben estar de acuerdo en dichas normas y establecerlas de forma consensuada, sino el niño recibirá mensajes ambiguos y no sabrá qué hacer.
  • Cuando impongas disciplina no menoscabes la autoestima de tus hijos, es decir, no recurras al castigo físico, la imposición de la autoridad y el no dar explicaciones.
  • Explícale de forma clara y concreta las normas a tu hijo para que entienda que las cosas tienen una razón. Por ejemplo, es preferible decir “sé educado y amable” que  “pórtate bien”.
  • Si tu hijo se porta mal o se resiste a obedecer, evita las amenazas, los gritos y las descalificaciones. No le critiques a él como persona (“eres malo”), sino a la acción (“lo que has hecho está mal”) y explícale el porqué.
  • Uno de los mejores castigos es quitarle algo que le guste como ver la televisión, jugar a la consola, darle un capricho en la comida (chocolate…). si pierde el control, envíale a su cuarto de cinco a diez minutos, según su edad.
  • No te involucres en luchas de poder de las que es probable que nadie salga victorioso, acabéis todos gritando y encima le has dado un mal ejemplo con tu conducta.
  • Elogia o di cosas agradables a tus hijos de vez en cuando, sobre todo si no se lo esperan, esto fortalece su confianza y autoestima y ayuda a crear un clima agradable entre padres e hijos.
  • Aprende a pedir disculpas cuando te equivoques, tus hijos han de saber que puedes tener fallos y asumirlos, al igual que ellos. Responsabilizarnos de los propios errores y corregirlos es una de las mejores lecciones que puedes enseñar.

 

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