Psicoterapia

 

El secreto profesional y la confidencialidad metodológica de cada psicólogo hacen que se hable poco o nada acerca de lo que sucede dentro de una consulta. Hecho que le confiere a la  terapia un halo de misterio que lleva a los pacientes, usuarios, clientes, visitantes o cómo se les prefiera denominar a sostener algunas ideas erróneas sobre en qué consiste el proceso terapéutico. A continuación propongo un decálogo de lo que para mí son las creencias equivocadas más comunes y lo que cabe esperar en psicoterapia.

 

1. No tengo la solución a tus problemas. La tienes tú.

No te voy a decir qué o cómo pensar, sentir o comportarte. Te daré herramientas que te ayudarán a tener nuevos puntos de vista para valorar la situación e impulsar al auto-conocimiento con el que tomar tus propias decisiones.

2. No estoy aquí para juzgarte.

Lo que yo crea que está bien y mal está fuera de lugar. El objetivo eres tú, lo que importa es que tú comprendas por qué actúas, piensas y  te sientes de la forma que lo haces y acompañarte. No te voy a premiar ni castigar por exhibirte tal como eres.

3. La sinceridad es esencial.

Debes aprender a confiar en el terapeuta y en ti mismo/a. Si guardas secretos o mientes te perjudicas y dificultas el proceso terapéutico. Si no te sientes cómodo con algún aspecto de la terapia, exprésalo para que lo podamos corregir y arreglar, aunque ello pase por tener que buscar a otro profesional más indicado.

4. No estás loco o enfermo.

Todo el mundo pasa momentos difíciles a lo largo de sus vidas y podría beneficiarse de los recursos que ofrece la psicoterapia. A pesar de que los orígenes históricos de la psicoterapia fueron los trastornos mentales severos, hoy en día es un recurso más. No hay dos pacientes iguales y sería muy injusto meter a todo el mundo que acude a terapia en el mismo saco.

5. Quiero ayudarte, no etiquetarte.

Siempre hay quien se siente más cómodo sabiendo lo que le sucede y encasillándose en una clasificación estandarizada. Los criterios diagnósticos pueden ayudar o perjudicar al paciente, pero sobretodo sirven para orientar al terapeuta a la hora de elegir el mejor tratamiento para cada caso. Lo que quiero es que dejes de sentirte mal, no que te escudes tras el rol de enfermo.

6. Eres partícipe y artífice.

Tú decides el ritmo y la intensidad de la terapia. Si hay aspectos con los que no te sientes cómodo, ejercicios que no te ayudan a avanzar o temas que no estás preparado/a para abordar, nadie te va a obligar a ello. El terapeuta te guiará por los lugares que cree te van a ser útiles, pero tu voz y decisiones son siempre lo más importante.

7. Puede ser doloroso

Para poder curar, muchas veces hay que trabajar sobre las heridas, esto implica entrar en aspectos dolorosos o bajar hasta el fondo de tus miedos para reconstruir una realidad sana y consistente. Es un proceso difícil que no vas a hacer solo, estaré a tu lado en todo momento y echaré luz sobre el camino si te sientes perdido/a.

 

8. La predisposición y voluntariedad.

Debes ser tú quien esté dispuesto a cambiar. Esto requiere esfuerzo y ponerse manos a la obra: acción. Si sigues haciendo las cosas como las has estado haciendo hasta ahora, no esperes obtener resultados distintos. Alguien dijo que la locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados distintos. Acudir al psicólogo es un primer paso, pero no debe ser el único.

9. Los verdaderos cambios requieren trabajo

Algunos problemas se pueden solucionar en cuestión de semanas, pero si esperas cambios profundos en aspectos que se han gestado y consolidado durante años, el proceso va a requerir un periodo de tiempo proporcional.

10. Pedir ayuda no es ninguna cobardía

Reconocer tus limitaciones no te hace más débil, al contrario, es un signo de madurez que te ayudará a sobreponerte a las mismas y estar más preparado/a de cara al futuro. Acudir a terapia es un gran paso que por razones distintas (orgullo, negación, miedo…) muchos no se atreven a dar. Es el primer paso hacia la curación, hacia el bienestar y la felicidad que todos y cada uno de nosotros merecemos y tenemos derecho a buscar y exigir.

 

 

Buscar en el sitio

www.psiconscienciarte.com