Onicofagia
LA ONICOFAGIA.
Llamamos onicofagia al hábito de comerse las uñas y también al hecho de morderlas o de cortarlas con los dientes aunque posteriormente no se ingieran. La onicofagia es frecuente entre niños y adolescentes afectando a casi un 40 por ciento de las personas de edad comprendida entre los cinco y dieciocho años. Es más frecuente entre los varones que entre las mujeres.
Los estados de ansiedad, especialmente los originados durante la infancia, pueden conducir a la onicofagia; pero este hábito puede aparecer de forma esporádica ante situaciones estresantes, ansiosas o que generen una gran tensión emocional (por ejemplo: un examen, la espera de una noticia importante o ante un sentimiento de inseguridad).
Este trastorno no tiene ninguna gravedad salvo las repercusiones sociales o estéticas que suele originar. Cuando la onicofagia es un síntoma de una anomalía psicológica (neurosis) será necesario intervenir sobre el trastorno fundamental. A veces aparece como un hábito motor aprendido, siendo en tal caso necesario que la persona tome conciencia de dicha conducta y que deje así de hacerlo.
Para solucionar este problema se ha utilizado productos de un sabor especial que aplicado sobre las uñas logran que estas personas se den cuenta y abandonen este hábito. El problema es que se van acostumbrando poco a poco al sabor de estas sustancias anulando su efecto. Por ello lo recomendable es una intervención global que permita a la persona monitorizar aquellas situaciones en las que se muerde las uñas e identifique las creencias, imágenes o preocupaciones que estaba experimentando y que provocan determinados sentimientos coherentes con la conducta desadaptada de morderse las uñas.
