Muerte de un hijo

Cuando uno pierde un hijo el mundo se derrumba. Nadie está preparado para ver morir a un hijo y por eso tal situación provoca un dolor difícil de superar, aunque no imposible.

Creemos erróneamente que en la vida los acontecimientos surgen de forma natural y esperable de modo que no nos preparamos para los imprevistos. El paradigma compartido e internalizado por la mayoría es el de que las personas nacen, crecen, se reproducen, envejecen y mueren.

En todas las culturas la muerte de un hijo es considerada un hecho antinatural, emocional y racionalmente inadmisible. La pena puede ser tan extrema, que muchos padres no encuentran un sentido a sus vidas, se abandonan en una cama o incluso alimentan la ideación suicida.

El dolor es tan desgarrador que los padres creen no poder superarlo nunca. El trabajo a realizar con ellos es ayudarlos a encontrar un nuevo sentido a sus vidas. A veces esto no es fácil, pero siempre es posible".

El entorno, sobre todo la familia y los amigos, juegan un rol fundamental. Aunque a veces ellos tampoco saben cómo sostener a esos padres, qué decir o cuándo preguntar.

Algunas parejas buscan tener otro hijo como forma de paliar el dolor sin embargo no se aconseja agrandar la familia antes de elaborar el proceso de duelo por la pérdida. Cada persona ocupa un lugar que nadie puede ni debe reemplazar.

Para que una persona pueda atravesar y elaborar profundamente el duelo por un hijo es necesario que rompa con muchísimos esquemas previos de lo que cree que es la vida, de lo que cree de sí mismo, de lo verdaderamente importante y de lo superficial. 

 

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