Inmadurez

La personalidad está sometida a constantes cambios, especialmente durante la infancia y adolescencia, ya que durante estas épocas se configura paulatinamente hasta adquirir madurez. No todas las personas maduran a la misma edad, de modo que frecuentemente observamos una falta de sincronía entre su edad cronológica y su edad psicológica y es entonces cuando decimos encontrarnos ante una personalidad inmadura.

Las personas con personalidades inmaduras tienen un conocimiento equívoco o superficial de sí mismas, una falta de coherencia en sus planteamientos y carecen de un objetivo de vida definido. Son personas inestables emocionalmente, tendentes a padecer altibajos de ánimo incluso por motivos insignificantes (un pequeño fracaso, un comentario de otras personas, etc). Tienen poca tolerancia a la frustración y se derrumban cuando las cosas no salen tal como lo habían previsto.

Es típico de las personalidades inmaduras la falta de constancia, falta de responsabilidad y de fuerza de voluntad, y una dificultad para aceptar la realidad de la vida, que incluye la no aceptación de los demás ni de sí mismos. Lo que favorece la tendencia a evadirse del mundo real con la imaginación, huyendo a un mundo de fantasías dónde cumplir esos deseos insatisfechos. Y finalmente quedan desorientados, sin rumbo e incapaces de desenvolverse por sí mimos de una forma adecuada ni asumir responsabilidades.  

 

Buscar en el sitio

www.psiconscienciarte.com