HABILIDADES SOCIALES
Son destrezas interpersonales que nos permiten relacionarnos eficazmente con la gente a la hora de presentarnos, hablar con desconocidos, entablar amistades, ser queridos por los compañeros de trabajo, dirigirnos correctamente a los demás, elogiar, saber escuchar así como aprender a expresar lo que pensamos y sentimos de forma asertiva.
Algunos ejemplos de comportamientos poco hábiles y que llevan a la gente a no tener amigos o ser rechazados por otros son: Alguien va a una fiesta o baile y espera pasivamente apoyado en la pared que alguien se acerque a hablar con él; una persona se pone a hablar con el compañero y no se calla pese a que la otra persona no la mira, retoma su lectura o se pone los cascos para oír música; alguien se presenta a un compañero de trabajo y sólo responde con monosílabos a las preguntas que le dirigen.
Ciertamente, dicha destreza se aprende como cualquier otra habilidad, aunque también es verdad que las personas de natural más extrovertido encuentran más oportunidades para adquirirlas porque se relacionan con más personas y de forma menos ansiosa. Tal aprendizaje se inicia en la infancia con la imitación de nuestros padres u otras personas cercanas en situaciones sociales. Más tarde nos servimos del colegio y amigos para perfeccionar esta competencia e incluso extraemos información muy valiosa de los libros y de las películas para conseguir un exitoso comportamiento social.
El entrenamiento en habilidades sociales es necesario en personas con un círculo de amistades escaso o nulo, incapaces de conseguir pareja por su inhabilidad para iniciar, mantener o profundizar en conversaciones con los demás. También en personas con una baja autoestima y que se dejan avasallar en sus derechos, personas que desean mostrar una imagen más competente a la hora de hablar en público o comunicarse en reuniones de trabajo. E incluso en personas con discapacidad intelectual o que han sufrido un brote psicótico.