Esquizofrenia
La esquizofrenia es un trastorno de la personalidad, una distorsión del pensamiento. Las personas que la sufren creen y sienten que están controlados por fuerzas extrañas. Mantienen ideas delirantes que pueden ser extravagantes, con alteración de la percepción, afecto anormal sin relación con la situación y aislamiento.
El deterioro de la función mental en las personas con este trastorno psicótico interfiere con su capacidad para afrontar las demandas ordinarias de la vida o mantener un adecuado contacto con la realidad. La persona afectada con esquizofrenia no vive en este mundo (disociación entre la realidad y su mundo), ya que existe una negación de la realidad de forma inconsciente y no es consciente de su enfermedad.
La actividad cognitiva de la persona con esquizofrenia está alterada, hay incoherencias, desconexiones y no piensa ni razona de forma racional. El comienzo de la enfermedad puede ser agudo, es decir, puede comenzar de un momento para otro con una crisis delirante, un estado maníaco, un cuadro depresivo con contenidos psicóticos o un estado confuso onírico. Aunque también puede surgir de manera progresiva.
La sintomatología debe estar presentes durante al menos 1 mes y persistir durante al menos 6 meses.
Síntomas positivos:
- Alucinaciones: percepciones que no existen que pueden ser auditivas, visuales, táctiles, olfativas o gustativas (las 2 primeras son las más comunes).
- Ideas delirantes: alteraciones del pensamiento, ideas falsas e irreductibles al razonamiento argumental.
- Lenguaje desorganizado e incoherente (suelen ser ideas de persecución, de grandeza, religiosos, de celos e hipocondríacos).
- Comportamiento gravemente desorganizado (agitación, incapacidad de organizarse y de mantener la higiene personal) o catatónico (con una disminución de la actividad psíquica y motora hasta llegar a una falta total de atención y rigidez).
Síntomas negativos:
- Embotamiento afectivo: no reacción ante estímulos emocionales.
- Pobreza del habla (alogia).
- Abulia o apatía: falta de voluntad, incapacidad para persistir o para iniciar una actividad.
- Anhedonia: incapacidad para disfrutar de los placeres.
Los síntomas negativos alteran la capacidad de funcionamiento en la vida diaria de los pacientes que acaban aislándose y perdiendo a los amigos. El curso de la enfermedad se caracteriza por fases de agudización y fases de remisión de los síntomas, aunque algunos enfermos presentan un curso estable. A medida que pasa el tiempo, los síntomas negativos se acentúan más, mientras que los positivos van remitiendo.
En un primer momento la psicoterapia individual está contraindicada pero no así la terapia grupal o familiar que suelen ser muy beneficiosa. Las intervenciones psicosociales refuerzan la capacidad de la persona para enfrentarse al estrés o adaptarse a los efectos de la enfermedad. La psicoterapia grupal es muy útil para el entrenamiento en habilidades sociales pues ayuda a la rehabilitación social y laboral del paciente, que aprende a relacionarse con los demás y a manejarse en la vida cotidiana después de contraída la enfermedad. Lo importante es que puedan tener un comportamiento adecuado dentro del hogar así como una mejor vida social.