Amigo imaginario
Entre los dos y tres años se inicia un fenómeno curioso denominado el amigo imaginario y que puede preocupar a los padres. Estos amigos imaginarios suelen ser superhéroes, hadas o duendes que han visto en la televisión, escuchado de algún cuento, o simplemente amiguitos invisibles con los que comparten sus juegos, actividades lúdicas e incluso conversaciones.
Estos amigos imaginarios pueden ser irreales o estar identificados con algún objeto real como por ejemplo un peluche o una muñeca, los cuales poseen su propia forma de actuar distinta de la del pequeño. De modo que no siempre estarán de acuerdo, de ahí la riqueza para la interacción social al tener que explicar, negociar y conversar con el amigo imaginario.
Parece más probable que este fenómeno se de en hijos únicos o en el primero de los hermanos, como una forma de compensar ese vacío social en los juegos. Además, la presencia de estos amigos imaginarios se asocia a cierto grado de sensibilidad por parte del pequeño, siendo éstos más creativos y artísticos de adultos.
El amigo imaginario o invisible es parte de un proceso natural donde opera la propia fantasía del infante nutrido por sus experiencias y vivencias, idealizadas e inventadas, creándose un mundo imaginario sin mayor pretensión que la de dejarse llevar por su imaginación, donde todo es posible y no hay reglas ni límites.
Estos amigos imaginarios pueden proporcionar compañía e interacción y también les sirve para liberarse de las tensiones diarias experimentadas en el centro educativo o en el hogar, sirviendo de refugio si el mundo de los adultos les resulta estresante e incomprensible.
Este fenómeno del amigo imaginario puede presentarse a cualquier edad, siendo más frecuente entre los dos y los tres años hasta los siete años, pudiendo persistir hasta los 13 años. Aunque existe un porcentaje mínimo de casos que mantienen esos amigos imaginarios incluso en la edad adulta sobre todo cuando se ven incapaces de superar y afrontar por sí mismo los niveles de estrés social.